(de la novela “Arrástrate, sombra, arrástrate”, del Abraham Merrit.
1943)
nadie volverá a mirarme a la cara
sábado, 8 de febrero de 2020
Gibraltar 28. Arrástrate, sombra, arrástrate
(...) golpeaba sus botas con el látigo. De Keradel seguía ante la mesa, ligeramente inclinado, más impasible que nunca. El cuenco del sacrificio no estaba a la vista. Demoiselle parecía una espléndida avispa; De Keradel una especie de Peñón de Gibraltar que repeliera sus picaduras. Me reí cuando se me ocurrió aquella comparación.
Etiquetas:
abraham merrit,
arrastráte sombra arrástrate,
gibraltar
jueves, 29 de octubre de 2015
sábado, 4 de julio de 2015
pruebas de lo equivocados que estamos siempre.10. bocatto de cardinale
Manuel Jorques Puig
BOCATTO DI CARDINALE
He aquí, señores y señoras,
un libro inteligente. Rara avis en estos tiempos que corren. ¿Se sorprenden por
el calificativo? Pues esa es la prueba de lo equivocados que están siempre. Es necesario que
sepan que el carácter de los libros es tan determinante para su destino como el
de las personas. Hay una multitud de libros indolentes por ahí pululando, y de
libros pueriles, y de libros pretenciosos (una auténtica barbaridad, créanme),
y de libros mimados y caprichosos, y de libros cobardes, y de libros
cuadriculados, y de libros delicados, deliciosos y sensibles, y de libros
perdonavidas, y de libros mentirosos, y, en fin, que los hay de todos los
colores.
Éste de aquí es un libro,
como decía, inteligente. Un libro ante el que la mejor actitud posible es la de
escuchar y no interrumpir, un libro con base, con sustancia, donde el humor es
siempre sutil, donde la imaginación es siempre perspicaz, y donde la literatura
de Kafka, de Borges, de Vonnegut y de muchos otros nos está escudriñando a cada
línea.
Siempre me ha gustado
conversar con personas inteligentes, o mejor dicho, escuchar a personas
inteligentes, pues yo poco tengo que decir. Así que reconozco haber disfrutado
de este libro bien sentado y con un whisky en la mano, que es así como se debe
estar cuando de disfrutar se trata. 4 Hedopuntos, sin duda. Y agradecimiento
infinito a Miguel Guerrero por haberme facilitado su lectura.(puedes adquir un ejemplar aquí:
ediciones del hombre cohete)
sábado, 18 de abril de 2015
viernes, 27 de marzo de 2015
sábado, 14 de marzo de 2015
gibraltar.23. el toxpiro
El autor da por definitivamente resuelto el
problema del toxpiro; el toxpiro está pronto a las pruebas triunfadoras: el
autor lo ha visto «rasgar gallardamente los aires.» «A dos, a cuatro, a seis
kilómetros, con velocidades reguladas a voluntad», añade, «enormes cantidades
de dinamita podrán ser lanzadas contra un obstáculo cualquiera. ¿Se comprende
todo el alcance de la revolución que va a inaugurar la nueva arma? La marina de
guerra cambiará por completo; los acorazados serán inútiles. Desde la costa,
desde un lanchón, un toxpiro hará estallar la dinamita contra sus recios blindajes
y los blindajes volarán en pedazos. España volverá a ser poderosa: Gibraltar
será nuestro: las grandes potencias solicitarán nuestra alianza. Y la vieja
águila bifronte tornará a revolar majestuosa por Europa…»
sábado, 14 de febrero de 2015
sábado, 24 de enero de 2015
pruebas de lo equivocados que estamos siempre.9. selfitianos
emilio velasco |
andrea |
angie |
autor y batlencia |
celia |
luque |
moises frías |
juan corrales |
oscar |
paco conti |
jorge |
pepe fdez. |
juanjo trujillo |
autor |
aurelio blanco |
coral benitez |
diego alvarez |
inma pacheco |
javi vizcaya |
juan rguez. busto |
francisco jota |
josé luis glez |
vicente gualda |
rita |
manuel harana |
nathan |
pablo guerrero |
pili serrano |
sergio tejedor |
fran del castillo |
sábado, 17 de enero de 2015
sábado, 27 de diciembre de 2014
pruebas de lo equivocados que estamos siempre. 8. cartas de nathan.manuel barros. tic tac, tic tac
Cartas de Nathan
Manuel Barros
Tic
tac, tic tac
Salud:
Hoy se cumple un año que nos carteamos y
creo que ha llegado el momento de reparar un poco en todas esas cosas que hemos
ido dejando atrás. No podrá negarme, querido amigo, que algunas sucedieron sin apenas
tenernos en cuenta y que hemos podido participar de ellas escasamente, acaso como
simples espectadores. Otras, sin embargo, nos han afectado muy directamente. Se
diría que han minado nuestro corazón. Como le referí en una ocasión, estas son
las importantes.
Mientras moría
Concha en el hospital, por ejemplo, nacía, en una planta más arriba, Noa, un
bebé de ojos redondos y de pelo encrespado, que ahora está en esa edad de
llevarse todo a la boca para descubrir ese mundo de sabores y formas que
nosotros experimentamos una vez. Ahora tiene siete meses y el tiempo parece
detenerse en sus labios cuando sonríe. Sé que esto es imposible, pero a mí me
gusta pensar que la serenidad, que me provoca la ternura de su pequeñez bien
redonda, durará siempre. Como los dioses que hemos imaginado para soportar el
hecho de que la vida se nos escapa de las manos inexorablemente.
Y luego está
ella, mi amor reciente, alrededor del cual gira casi todo lo que siento. Reconozco que esta manía mía se está convirtiendo
en una obsesión, pero es agradable pensar que alguien te ha señalado con el
dedo y que te ha transformado de repente en un ser especial, a pesar de tus
miedos y defectos. Y es que ahora me proporciona placer sacarme de la manga
esas historias que me imaginé una vez junto a ella y que hoy están tomando
cuerpo. Quiero decir que las toco con las manos y que ella también parece
tocarlas como si fuesen ciertas.
Con todo,
quedan las otras cosas, esas que configuran el mundo exterior y que la realidad
nos pone encima de la mesa en forma de noticias. Por el momento, las encajo
bien. Quizá todo esto se deba a la fortaleza que me han dado las tres mujeres
que cité anteriormente.
Por otra
parte, Miguel Guerrero, mi amigo, ha publicado un libro excepcional, que
torpemente presenté en una cafetería. Y Javier Plata, otro elemento entrañable
a tener en cuenta, expuso sus últimas pinturas en Tpop, un local de copas, que
hace las veces de galería de arte. Creo que ambas obras, las de M.G. y las de
J.P., nos pueden servir de metáforas de los tiempos que corren. Estos tiempos
caóticos en donde el desasosiego y el infortunio campan a sus anchas.
Por último,
Chema, otro tipo del que me siento muy próximo, ha decidido trasladar su
negocio a un sitio más estratégico. En el bar de Chema, charlamos de fútbol y
de las noticas que aparecen a diario en los periódicos. Es una especie de
santuario, pero, en estos momentos, intuyo que a todos nos vendrá bien el
cambio de aires. La verdad es que las paredes se estaban descascarillando. Sin
embargo, yo me he tomado ese cambio de hogar con cierta filosofía y desapego.
Pues ya ni siquiera miraba las agujas del reloj que colgaba de una de sus
paredes. Y es que hasta hace un mes el maldito artilugio me soplaba al oído
mientras me tomaba el café con una voz parecida a la de un insecto: ‘Tic-tac,
tic-tac, tic-tac, ya succioné tu tiempo con mi trompa asquerosa’. Ahora sé que
a ese bicho raro, que es el paso del tiempo, lo puedo liquidar de un manotazo.
Gracias, Concha, Noa, Amor, Miguel, Javier, Chema. Gracias, Nathan. Aunque por
lo que me cuenta usted en su última misiva también participa de la misma
experiencia y del mismo ánimo. Así que, querido amigo, piense que cualquiera de
los dos hubiese podido firmar esta carta.
(artículo aparecido en LA VERDAD DEL CAMPO DE GIBRALTAR, el sábado 27 de dic. de 2014).
Suscribirse a:
Entradas (Atom)