(...) golpeaba sus botas con el látigo. De Keradel seguía ante la mesa, ligeramente inclinado, más impasible que nunca. El cuenco del sacrificio no estaba a la vista. Demoiselle parecía una espléndida avispa; De Keradel una especie de
Peñón de Gibraltar que repeliera sus picaduras. Me reí cuando se me ocurrió aquella comparación.
(de la novela “Arrástrate, sombra, arrástrate”, del Abraham Merrit.
1943)
No hay comentarios:
Publicar un comentario