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lunes, 8 de diciembre de 2014

pruebas de lo equivocados que estamos siempre.6. hombre cohete

DOS FORMAS ACONSEJABLES DE LEER
“PRUEBAS DE LO EQUIVOCADOS QUE ESTAMOS SIEMPRE”
por Hombre Cohete

Por supuesto que cada lector tendrá una forma de acercamiento a este libro de relatos; ninguna objeción, tan válidas serán como estas dos que yo propongo:

Primera:
Prestar atención a la cita de Kafka que va en la portada,

Todo el conocimiento, la totalidad de preguntas y respuestas se encuentran en el perro

Tomar estos relatos como un producto que pertenece en mayor o menor medida al universo de lo absurdo.
Como sugiere la cita kafkiana, lo que buscamos puede estar en un lugar diferente al que habitualmente acudimos, y más de una vez esas cosas que necesitamos se encuentran en el sitio menos esperado, en el último lugar en el que creíamos que pudieran estar. 

Segunda:
El primer relato, “Planicie”, invita al lector a considerar como posibilidad una versión de la realidad distinta de cómo siempre nos ha sido presentada y enseñada, jugando a casi preferir estas versiones a las oficiales. Ese primer relato nos da la medida de lo que nos vamos a encontrar en las siguientes páginas, hasta llegar al corazón del libro.
De ahí que el título indique con contundencia lo equivocadas e impuestas que están esas realidades tal y como la cultura oficial nos las ha presentado.

Estas dos son mis sugerencias para afrontar la lectura de estos relatos.
Quizá la idea última del libro de Miguel Guerrero es darnos a entender ese axioma tan antiguo que dice que “hay otros mundos pero están en este” que esos otros mundos no solo no son posibles sino necesarios, pero desde luego es imposible verlos si nos consumimos en la creencia de que el mundo solo es tal y como lo concebimos, desde una única y personal perspectiva. Hay otra forma de ver las cosas, parece querer decirnos estos cuentos. También que nuestras firmes creencias y certezas deben ser relativas. La duda es la forma más conveniente de acercarse a la realidad. (No confundir con eso que llaman pensamiento débil). La duda es solo un instrumento necesario para no anclarnos en verdades absolutas, sospechar siempre de ellas.
El gran Juan Carlos Onetti decía: “Dos y dos son cuatro, pero ¿y si fueran cinco?”

Bueno, me estoy poniendo trascendente, nada puede molestar más a nuestro querido autor, que tanto hincapié hace en minimizar lo sagrado. Así que aquí lo dejo.

Un saludo agradecido a los asistentes, y a usted sr.guerrero, que lo pase bien.

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