Javier Avilés. El lamento de Portnoy
Digamos en principio que esta es una novela negra. Pero las peculiares condiciones en que se desarrolla hacen que se la califique de novela de ciencia-ficción, incluso perteneciente al género fantástico.
Digamos en principio que esta es una novela negra. Pero las peculiares condiciones en que se desarrolla hacen que se la califique de novela de ciencia-ficción, incluso perteneciente al género fantástico.
Es una novela rotunda.
Creo que con el tiempo alguien se dará cuenta que la barrera
de los géneros está rota. Y no se tratará solo de aceptar que grandes
narradores utilicen recursos de géneros comúnmente relegados al campo de lo
“popular” (véase Nabokov, Pynchon, Rushdie, Fresán, Lethem, Chabon…) sino de
aceptar de una vez por todas que en ese deleznado campo (incluso segregado en
la mayoría de las librerías) existen autores que deberían estar reconocidos por
sus textos y no por los géneros a los que se les confina.
No hay duda que China Miéville es uno de ellos.
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